Parto en principio, como línea argumental, cuestionar el valor que tiene conservar en su estado actual la nave y dependencias anejas de la Iglesia de San Miguel.

Se trata de un edificio con escaso valor artístico en un pésimo estado de conservación, cuyo principal problema, del que se derivan todos los demás, es su mala cimentación. El edificio no está catalogado, y en una ciudad, que se ha permitido la destrucción de otros edificios que sí tenían figuras de protección, intentar conservar éste nos lleva a una nueva sensación de derroche de recursos públicos, condicionando además su conservación los futuros usos a los que pueda estar destinado.

Sí que tenemos que reconocer un valor paisajístico en la trama urbana del desarrollo de nuestra ciudad, que permitiría hacer algún tipo de concesión.

Mi propuesta es que dejando como testigo la torre de dicha iglesia, parece ser que se trata del elemento mejor conservado, el resto sea demolido, propiciando así, la construcción de un nuevo equipamiento cultural, en esto parece que hay un acuerdo total, que tendría que ser concebido para los usos a los que se iba a destinar, siendo prioritario tener bien definidos éstos, integrando en él el elemento conservado, la torre de la iglesia.

En estos momentos el Ayuntamiento tiene concedida una subvención de 100.000 euros para la redacción del proyecto de rehabilitación. La actuación municipal se debería reorientar para que entre otras razones, realizar una intervención que necesitara de menos recursos públicos para su ejecución.

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