Cada vez que un perrico de nuestra protectora muere, el corazón de Amigo Mío se hace más grande para guardar tantos recuerdos como nos traen.
Paco, el «cara culo» por su nariz partida, nos ha dejado. A él le han precedido otros.
Tenemos que acostumbrarnos a la muerte. Hoy son ellos, mañana podemos ser alguno de nosotros. La vida de un perro es más corta que la de las personas. Los que llevamos tanto tiempo como voluntarios, por desgracia, ya son muchos los que hemos visto morir. Su recuerdo nos hace cuidar con más esmero todavía a los que dependen de nosotros.
El corazón de Amigo Mío cada vez más grande: