En el Diario de Teruel del pasado 20 de abril se publicaba una entrevista a Juan Marco, director de Cáritas Teruel, donde entre otras cuestiones habla sobre los sin techo que habitualmente nos encontramos pidiendo en la ciudad de Teruel.
A este respecto, la periodista Pilar Fuertes, realiza las siguientes preguntas, que son respondidas por el director de Cáritas de la siguiente manera:
-¿Cómo lo han hecho?
-En función de las normativas que se han ido sacando y con los medios telemáticos que hay o trabajando en vivo y en directo como hemos hecho con el albergue.
-¿Qué plantearon para este centro?
–Nosotros sabíamos que en Teruel había unas cinco o seis personas pidiendo habitualmente en la calle. Entonces planteamos al Ayuntamiento que no podían seguir viviendo en la calle y les propusimos que el albergue se convirtiera en un centro de acogida de transeúntes y de estas personas. Tuvimos que adaptar el albergue a la legalidad. Las habitaciones dobles, que entonces había cinco, había que adaptarlas a individuales. Empezamos con seis personas y ahora tenemos 11. Hemos tenido que acomodar la casa, convertir despachos en habitaciones y ampliar con nuevas habitaciones. También tenemos una cama en el salón de actos por si viniera otra persona. Los usuarios están confinados y estamos viendo que entienden la situación, que cambian, que se sienten mejor pero nuestra reflexión es qué va a pasar con ellos cuando acabe todo esto. Esto lo planteamos antes de hacernos cargo de la gestión, que comenzó el pasado 1 de abril. Mientras siga esta situación mantendremos así el servicio, que es atendido siempre por dos trabajadores.
-Junto con el Ayuntamiento también se puso en marcha un programa de talleres. ¿Cuál es el objetivo?
–El empoderamiento de estas personas. Se han hecho varias sesiones y es un trabajo que vamos a seguir haciendo mientras esto dure porque puede dar sus frutos. Esto es un proceso muy lento pero vemos que hay posibilidades. Si luego tienen que salir, que les quede el gusto de venir al Hogar con Corazón de Cáritas y no estar tanto en la calle.
Como voluntario de Cáritas en el Hogar con Corazón quiero reseñar en primer lugar lo importante que ha sido que a fecha 1 de abril, dicha ONG se haya hecho cargo de la gestión del Albergue Municipal de Transeúntes, circunstancia que ha facilitado la solución adoptada, imposible de haberse realizado con la empresa anterior. Darles servicio durante las 24 horas todos los días de la semana solo ha sido posible gracias al esfuerzo personal de las trabajadoras y trabajadores de Cáritas, a los que desde aquí va todo mi reconocimiento y admiración. Las y los voluntarios en este estado de alarma hemos dejado de asistir pues Cáritas no ha querido poner en peligro nuestra salud, la mayoría somos mayores de 60 años.
Al igual que Juan Marco, pienso que el mayor problema llegará cuando acabe el estado de alarma. Con las normas aplicables al Albergue, los usuarios actuales no podrán seguir utilizándolo, volviendo a su situación anterior, buscándose la vida como puedan y durmiendo en los cajeros de nuestra ciudad.
De los 11 usuarios confinados en el Albergue, algunos de ellos intentarán buscar trabajo en la fruta o en la construcción, pero van a quedar de cinco a seis personas que el Ayuntamiento de Teruel debería buscarles una solución habitacional. No pueden ni deben volver a su situación anterior. El Albergue Municipal en contadas ocasiones ha visto ocupadas sus 10 plazas por lo que se debería tomar la decisión de que permanecieran en él hasta que los recursos públicos disponibles -IAI, ayudas de urgencia, incorporación al mundo laboral…- les diera la oportunidad de poder cambiar de estilo de vida. Por supuesto deberían renunciar a pedir por las calles y es posible que alguno de ellos no acepten esta propuesta, pero no sería porque las distintas instituciones no lo hubiesen intentado.
Esta solución requerirá posiblemente de mayor gasto pues nos podemos encontrar que en algún momento puntual el albergue pudiera estar completo, pero como se ha hecho en otras ocasiones se podrían derivar a establecimientos hosteleros de la ciudad, en el caso de que fuese necesario.
Reseñar que haría falta un aumento en el voluntariado de Cáritas para que el Hogar con Corazón permaneciera abierto todos los días de la semana una vez que acabe el estado de alarma, siendo el complemento idóneo al Albergue Muncipal. Antes de la pandemia habría de lunes a viernes siempre que no fuese festivo.

Por último y dada mi sensibilidad hacia los animales, ningún transeúnte con perro debería tener como única opción el dormir en un cajero automático. Cuando ocurra esta circunstancia, los Servicios Sociales Municipales deberían facilitarle alojamiento en alguna de las pensiones que aceptan la presencia de perros. Por desgracia, Cáritas no contemplo esta opción en su pliego de condiciones cuando optó al contrato del servicio.