Cuando algunos presumen de que en el 2018 han puesto por primera vez el problema de la despoblación en la agenda política y otros que también han podido, ahora se caen del caballo y todo son palabras, propuestas, mociones,… la estadística nos da una fotografía certera del futuro de nuestra provincia. Está claro que construir frontones, cubrirlos y demás obras que se han ido realizando en nuestros pueblos durante estas últimas décadas tan solo ha servido para contentar a los veraneantes y no mojarnos cuando son las fiestas.
La provincia se nos va, y ni la capital ni las cabeceras de comarca consiguen detener la sangría de la despoblación.